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Papeleo
Hogareño |
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Instalación
(en conjunto con Esteban Alvarez) |
(2002
- 2005) |
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Arte
y Compromiso |
Museo
Extremeño de Arte Contemporáneo - MEIAC , Badajoz, España |
Curadores:
Javier Marroquí y David Arlandis |
2005
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Ansia
y devoción. Imágenes del presente |
Curador:
Rodrigo Alonso |
Fundación
Proa, Buenos Aires |
2003 |
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Cite
des Ondes
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Curador:
Stephen Kovats |
5ª
Manifestation Internationale video et art electronique, Montreal,
Canadá |
2002 |
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Unterwegs
nach Timbuktu… |
(curador:
Robert Novak) |
IFA
Gallerie, Berlín y Bonn, Alemania |
2002 |
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Texto del catálogo de Fabián Lebenglik |
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Las reglas
del juego |
I
El rítmico y sonoro repiqueteo de la palabra "Timbuctú" ha
convocado relatos, diarios de viaje, novelas, poemas y, ahora,
una muestra sobre el nomadismo.
Todo viaje tomará luego la forma de un relato. Se viaja para
poder contarlo. El explorador escocés Alexander Gordon Laing
fue el primer europeo en llegar a Tumbuctú. Allí pasó una
breve temporada, entre el 18 de agosto y el 24 de septiembre
de 1826. Pero murió asesinado dos días después. No tuvo tiempo
para darle a su viaje forma de narración. Tuvo otra suerte
el viajero francés René-Auguste Caillié. Llegó a Tumbuctú
el 20 de abril de 1828. Permaneció en la misteriosa ciudad
por dos semanas y luego atravesó el Sahara, pasó por Marruecos
y volvió a Francia. Poco tiempo después se publicaron los
tres volúmenes sobre sus viajes. Me gusta pensar al nómada
como viajero a través de las culturas y geografias. Como síntoma
de un mundo en crisis, como una consecuencia de los ciclos
económicos, políticos, sociales. El núcleo del nomadismo es
la dispersión y el traslado y esos son los principios constructivos
en los que se basa la instalación de Esteban Alvarez y Tamara
Stuby.
La cultura del nómade modifica a la del sedentario, no tanto
por los objetos -quien se traslada no puede llevar consigo
demasiada carga- sino, más bien, por sus relatos y costumbres,
los cuales siempre se llevan puestos. Esteban Alvarez y Tamara
Stuby, evocan la idea de viaje y la dispersión del nomadismo
desde varias perspectivas. La obra gira inicialmente alrededor
del contraste entre el concepto de traslado y el de quietud.
La que viaja es la mente, en un contexto de espera, de sopor,
de rutina ante la pantalla de la televisión. |
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II
La Argentina tiene una larga tradición diaspórica. Durante
el siglo XIX gran cantidad de aquellos que luego fueron colocados
por la Historia cómo sus próceres, porque contribuyeron a
la independencia, la constitución y la consolidación del país,
se vieron obligados a pasar gran parte de sus vidas en el
exilio o a morir desterrados. La concepción facciosa de la
política argentina siempre estuvo acompañada de la expulsión,
el aniquilamiento o la desaparición del rival.
En el siglo XX hubo un proceso más complejo en el que se combinó
la fuerte ola inmigratoria europea que había comenzado a partir
del último tercio del siglo XIX y se extendió hasta mediados
del veinte con la Segunda Guerra Mundial. Junto con el fenómeno
de la inmigración comenzó también una ola de ilustres exilios,
debida a las continuas y prolongadas dictaduras así como a
las periodicas crisis económicas. En la Argentina del año
2002 el imaginario social está puesto en el exilio como respuesta
a la fuerte crisis política y a la debacle económica. De allí
que, junto con la idea ficcional del viaje como traslado y
como derivación de una propuesta curatorial, la instalación
de Alvarez/Stuby puede pensarse como una obra costumbrista.
Lo que va agregando distintos niveles de complejidad a la
instalación es esa mezcla de hiperrealismo e hiperensoñación.
Sobre la mesita se disponen un pasaje aéreo, un permiso de
trabajo en el extranjero, un reloj de viaje y un cubo de Rubik.
Vistos de cerca, los elementos exhiben algunas peculiaridades.
El pasaje aéreo está confeccionado a mano: es una imitación
artesanal. El permiso de residencia para el artista está otorgado
y aprobado por su madre. El cubo de Rubik, en vez de componerse
de varios colores, es todo blanco, con lo cual el juego se
vuelve infinitamente difícil o ridículamente fácil. El reloj
no aparenta nada extraño. Sin embargo, no es el unico reloj
de la instalación. Hay otro, colocado sobre la pared. Y entre
ambos hay varias horas de diferencia: de modo que en un mismo
espacio fisico se juegan -como en los aeropuertos, como en
los noticieros de la televisión global- las horas de dos continentes.
Sobre el respaldo de los sillones, sendas telas protectoras
con los nombres de los artistas citan explícitamente los asientos
de los aviones. |
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III
Se sabe que el viaje en avión es un viaje en el tiempo, que
rompe con los husos horarios y genera desajustes y paradojas,
tales como agregar o borrar varias horas de nuestras vidas
en un solo día. La dimensión temporal de la idea de viaje
está dada precisamente por estas evocaciones de los aviones.
Pero también está evocada la dimensión espacial, geográfica
y territorial, en los dibujos que hay en las paredes, a modo
de decoración ambiental. Se trata de planos y proyecciones
de casas realizadas sobre las coordenadas de un mapa mudo.
Así las líneas proyectivas se relacionan con líneas de fuga
o vías de escape que terminan por transformar literalmente
el hogar sonido, en un mundo. Entonces se cruzan los conceptos
de nomadismo -dispersión y traslado en el espacio- y cosmopolitismo
-todas las ciudades en una; todas las ciudadanías en una,
todos los espacio en uno solo-. |
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IV
En el ambiente creado por la instalación hay un enigma, tal
como en los relatos de misterio: la presencia del cubo de
Rubik. En principio, si ese cubo hubiera estado en la mesa
de un geógrafo del medioevo, podría inferirse que se trata
de una proyección del mundo, de una variante de aquella Terraplana
que estaba en la imaginación prerrenacentista. Reunir ese
cubo junto con elementos de viaje sobre una mesa genera el
mismo efecto de un dato erróneo, de elemento sobrante, de
pista falsa. O, como revés de trama y efecto de lectura, puede
tratarse de un enigma. En la construcción de una ficción -sobre
todo de una ficción acotada a un repertorio mínimo, como en
este caso- cada elemento debe tomarse como una clave. En este
sentido, el más extraño de los elementos resulta sin duda
el cubo de Rubik. En la televisión que forma parte de la instalación,
se ve cómo las manos de los artistas (Alvarez y Stuby) manipulan
el cubo con la supuesta finalidad de encontrar la solución.
La combinación de movimientos de rotación que rige la lógica
del cubo de Rubyk queda anulada en la versión de Alvarez-Stuby,
porque todas las caras son cromáticamente uniformes.
Pero es obvio que aquí no se trata de un enigma sino más bien
de una aporía, de un problema sin solución, de una cuestión
sin salida, de un juego sin reglas. |
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* Editor
y crítico de arte argentino (1961). Editor de artes visuales
del diario Pagina/12 (Buenos Aires). Director ejecutivo de
Adriana Hidalgo editora. |
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